¿Me ocupa más el trabajo urgente o el importante?

Una pregunta que siempre nos hacemos a nosotros mismos y a los empresarios con los que entramos en contacto es si lo que marca el ritmo del trabajo cotidiano es principalmente la urgencia del momento o lo que es el destino hacia el cual queremos llevar a nuestro proyecto empresarial.

Nos referimos a algo muy simple: ¿ocupa más tiempo de nuestra jornada laboral este email que recibimos a las 8 de la mañana diciéndonos nuestro proveedor que se retrasará en la entrega de unos materiales que le habíamos pedido, o lo que sería una acción destinada a acercar a nuestra empresa al objetivo que tenemos para dentro de 6 meses?.

Posiblemente al leer esto, usted pensará que si no da respuesta y solución a un correo electrónico como el que planteamos, jamás podrá ver a su empresa donde quiere verla dentro de 6 meses, y tiene toda la razón del mundo, pero lo que queremos mostrar con la anterior pregunta es que si siempre es el imprevisto del momento quien marca el rumbo de nuestra jornada laboral acabamos convirtiéndonos en víctimas de las circunstancias, pasando a ser estas las que nos manejan.

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Sin embargo, si el protagonismo principal de nuestro quehacer cotidiano reside en tareas que si bien no son urgentes, si tienen una relación directa con lo que son nuestras metas, entonces, será esto una señal inequívoca de un buen estado de salud de nuestro proyecto laboral, son estas las que llamamos acciones muy importantes, pero no urgentes.

Mal síntoma va a ser que en nuestra mente consideremos como sinónimos lo «urgente» con lo «importante», y obviamente esto no significa que no se tenga que atender con un máximo de celeridad lo que es urgente, tan solo que si el atender estas urgencias se convierte en lo habitual y llegamos a identificarnos tanto con la situación que nos lleva a olvidar aspectos laborales de mayor perspectiva, nuestro proyecto esta condenado al fracaso y lo que es peor, a un agónico sufrimiento que bloqueará nuestras capacidades.

Al comentar esto, es inevitable que me venga a la memoria, un deporte como el alpinismo, quien lo practica o simplemente quien lo admira, sabe que para ascender a la cima de una montaña no es posible hacerlo en línea recta, se deben salvar zonas intransitables, diferentes peligros, que le hacen dar algunos rodeos, pero que si  uno tiene claro a donde quiere llegar al final lo consigue. Lo malo sería que haciendo uno de estos rodeos nos olvidáramos que nuestra meta es la cima y al cabo de un tiempo nos sorprendiéramos caminando por la ciudad.

Lamentable, esto es lo que frecuentemente sucede con las famosas «urgencias», que son tan repetitivas y nos desgastan tanto, que llega un momento que nos hacen olvidar aquello a lo cual llamamos aquí como «importante».

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