Cambiar para desarrollar mi empresa o esperar a que mi empresa se desarrolle para poder cambiar

Nada mejor que un ejemplo de la vida cotidiana, para mostrar a lo que nos referimos con este título.

Los protagonistas  son Pedro de 41 años y María de 38, ambos son hermanos y habían trabajado hasta este momento en una empresa familiar dedicada a las artes gráficas que había credo su abuelo y desarrollado su padre, era una empresa pequeña pero muy productiva y próspera, llegando a tener 8 personas contratadas, y subiendo año tras año su margen de beneficios.

Los dos hermanos llevaban más de 10 años trabajando en el quehacer cotidiano de la empresa, considerados por su padre como también por los otros empleados como personas realmente eficaces y competentes.

Pedro y María, aunque tuvieran puntuales desavenencias y discusiones entre ellos, se llevaban realmente bien, convivían en gran parte de su tiempo no sólo en la empresa, sino también en lo que era su ocio.

Con el paso del tiempo, y después de muchas conversaciones entre ellos, en sus viajes, en la sierra, en el polideportivo que frecuentaban, como también al salir con muchos amigos que ambos compartían, sintieron cada vez con más ganas y fuerza la necesidad de abrir un negocio por su cuenta.

El trabajo que hacían no estaba mal, cobraban a fin de mes un buen sueldo, y su padre aunque desde siempre les exigía un máximo de responsabilidad, no dudaba en concederles algún que otro privilegio cuando así se lo solicitaban. Incluso varios amigos suyos les envidiaban la privilegiada situación laboral de la que disfrutaban.

Sin embargo, los dos hermanos querían darle un nuevo rumbo a su vida, la empresa de artes gráficas sin duda que estaba bien, pero….. imagina tener algo nuestro,……. que fuéramos nosotros los que hiciéramos y deshiciéramos,…. Al principio todo parecía una quimera, pero con el paso del tiempo y la bonanza económica que por aquellos tiempos se vivía, la idea cada vez parecía más factible….. Posiblemente muchos clientes de la empresa familiar querrían sin duda trabajar con ellos, la relación siempre había sido muy buena.

Además el sector que habían elegido para su proyecto empresarial venía como anillo al dedo, una empresa de traducción de textos. Ambos dominaban perfectamente el inglés. Por su parte,  María siempre había mostrado interés en conocer idiomas y hablaba a la perfección el francés, alemán, italiano y portugués. Incluso desde hacía un año se había atrevido a empezar con el chino.

Y si esto no bastaba tenía amigos que había conocido en la Escuela de Idiomas con conocimientos completos de otros idiomas como el ruso, polaco, o sueco. Y por supuesto que también tenía contactos que dominaban a la perfección el catalán, euskera y el gallego.

Así pues, con temor a como pudiera reaccionar su padre, en la navidad de 2004 le comunican su voluntad de montar una empresa. Al principio este se mostró reticente y les advierte de las dificultades que pueden encontrar, pero al ver lo decididos que están lo comprende y les apoya.

En marzo del 2005, tienen ya alquilado un local y dan de alta a su empresa.

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El primer año les resultó duro, pero estaban preparados para ello, muchos ya se lo habían advertido,… “el primer año siempre es el peor”…. Sin embargo, lo atravesaron, y aunque sus ingresos fueron menores que con las artes gráficas, cada vez veían más salida y negocio para su proyecto.

A partir de septiembre de 2006, la empresa empieza a despuntar, era como si los clientes y pedidos se duplicaran y ya nos es que igualaran su antiguo sueldo, sino que incluso lo triplicaban. Su proyecto fue creciendo como la espuma hasta que a principios de 2009 empiezan a notar las primeras dificultades, clientes que habían disminuido su relación con el extranjero y que llevó a que sus pedidos fueran disminuyendo.

En principio parecía que aquello eran solo pequeños inconvenientes pasajeros, pero poco a poco la situación se fue agravando, cada vez se sentían más cercados por las circunstancias, y empezaron comentarios del tipo:

 

–          “Con este Gobierno no se puede hacer nada…”

–          “La gente es cada vez más informal y no atienden a los pagos…”

–          “No hay ninguna mensajería que sea fiable…”

–          “Nuestra asesoría no nos apoya para nada…”

–          “Aquí todo el mundo exige y nadie se compromete con nada…”

 

…. Y un largo etcétera de variadas quejas que les hizo sentirse a ambos cada vez más incomodados, de  mal humor, y con problemas en ambos que ya no se limitaban al ámbito laboral, sino que incluso llegaron a afectar a los aspectos más privados de su vida. Pedro vivió coincidentemente en este tiempo una separación y María una grave parálisis facial cuyas causas no estaban claras.

 

El pensamiento de ambos se centraba en el tipo de comentarios que acabo de relatar, y la conclusión que obtenían de los mismos es que si las circunstancias fueran de otra manera, fácilmente su empresa estaría en un continuo y firme desarrollo. Y así su vida sería muy distinta, Pedro hubiera podido estar más pendiente de su esposa y de su hija, y quizás quien sabe si María no hubiera tenido esta extraña enfermedad de causas desconocidas.

Pero el tiempo pasaba, y ni por asomo parecía que las cosas pudieran volver a ser como antes, sino más bien todo lo contrario, hasta el punto que la situación llegó a un grado tal que en enero de 2011 se plantearon  seriamente el cierre de la empresa, pero si este triste destino no fuera todavía suficiente, se añadía el hecho de que la próspera empresa familiar de artes gráficas también estaba seriamente afectada por la crisis y no se veía la manera de volver a incorporarlos.

 

De esta forma, cada vez en un estado de mayor desesperación, contactaron a través de un amigo con alguien que les invitó a focalizar su atención única y exclusivamente en lo que estaba en sus manos, y en probar que podría pasar si se hacían unos pequeños e “inocentes” cambios:

–          Cambios en la manera de gestionar el tiempo

–          Cambios en la manera de responder los correos electrónicos que continuamente les llegaban

–          Se establecieron unas formas diferentes y muy concretas de responder cuando surgía algún inconveniente

–          Se recuperaron parte de las actividades de ocio que ambos abandonaron por la situación en que se encontraban

–          Se establecieron unos objetivos muy específicos para cada uno de ellos, que los reconocieron como asumibles y ha alcanzar en fechas muy precisas.

 

Así, al principio sin demasiada esperanza en la efectividad de lo que hacían, fueron poco a poco poniendo en marcha estos cambios, y esto les llevó gran parte de su atención, por lo que ya apenas había tiempo de quejarse del gobierno ni de la informalidad del uno o del otro.

Dos meses después de poner en marcha estos cambios, vieron una pequeña luz al final del túnel, y ya dejaron de hablar del cierre de la empresa, parecía como si lentamente fueran recuperando el entusiasmo en lo que hacían, y a partir de septiembre de 2011 los resultados de la empresa estaban siendo cada vez más esperanzadores y satisfactorios.

Hoy la situación es ya muy distinta, y aunque está claro que notan la crisis, su empresa vuelve a dar beneficios, y tienen ambos muy claro que donde debe estar su lucha es en lo que tienen al alcance de sus manos. Pedro y María han comprobado por sí mismos como modificando una serie de hábitos laborales, formas de comunicarse, de gestionar el tiempo, las preocupaciones, y otros pequeños detalles, su iniciativa empresarial ha sido capaz de resurgir. Es decir, han comprobado como su cambio ha permitido un notable e inimaginable desarrollo en su empresa.

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Quería contar esta experiencia, para mostrar en un ejemplo práctico, lo que son dos actitudes empresariales muy diferentes.

La primera sería un posicionamiento más pasivo, en la que el centro de atención se focaliza fuera, se busca que las personas y las circunstancias que tenemos a nuestro alrededor cambien, si ellas lo hacen después mi situación laboral podrá ser mejor. Así con la mejora de los otros mi empresa podrá desarrollarse y yo así conseguiré una mejor calidad de vida.

La segunda sería un posicionamiento más activo, en el que el centro de atención se focaliza dentro, se mira por encima de cualquier otra cosa ser prácticos, ver lo que está en mis manos, siempre está presente la pregunta ¿si yo modifico “X” cosa, qué efectos puede tener ello a mi alrededor?. Así de lo que se trata es de hacer unos cambios muy concretos en una serie de actitudes, hábitos o conductas y ver si pueden ser útiles para el desarrollo de mi empresa.

 

ESPERANDO EL DESARROLLO DE MI EMPRESA EXPERIMENTANDO FORMAS NUEVAS DE ACTUAR
Atención hacia fuera Atención hacia dentro
Impaciencia Sentido de la practicidad
Continuo fluir de quejas Observar como mi cambio puede cambiar lo que hay a mi alrededor
Mi empresa queda en manos de otros Mi empresa está en mis manos
Pensamientos negativos que atraen circunstancias negativas Sustituyo las quejas por la acción
Pasividad Actividad

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