LA GESTIÓN DE LAS PREOCUPACIONES (I) ¿Qué puedo hacer cuando me empiezo a ver demasiado preocupado?

La preocupación es un mal muy clásico en hombres y mujeres de las sociedades occidentales, se ve que esto de “ocuparnos antes de que las cosas sucedan” es algo que nos tiene muy atrapados. Fue algo que si al principio empezó como una cualidad relacionada con lo que sería la prevención, en poco tiempo ha terminado suponiendo una de las peores cargas para el desempeño normal de nuestras potencialidades.

Si tuviera que dar una definición descriptiva y práctica de lo que es la preocupación diría que es “el estado psíquico bajo el cual la persona queda atrapado y anulado por una de sus principales capacidades como es la mente”. Ciertamente se trata de una maldita y desdichada paradoja, ya que una gran cualidad humana como es la capacidad mental y de pensamiento, cuando se desborda y no se maneja de forma armónica, puede convertirse en uno de nuestros principales enemigos, “anularnos a través de la preocupación”.

Cuando notamos que esto está empezando a suceder, lo mejor es recordar que además de la mente y todo lo que le acompaña, tenemos otros dos grandes grupos de capacidades:

–          Capacidades relacionadas con el aspecto emocional

–          Desarrollos personales a través de la motricidad

Por consiguiente, en estos momentos, nos puede suponer una gran ayuda, sustituir cualquier tipo de acción mental, por otra actividad más vinculada con lo que son nuestros aspectos emocionales o físico-motrices. Es decir, dejar de estar parado dando vueltas a mis pensamientos y ponerme a hacer algo de deporte, o practicar este hobbie que quizás tenga algo olvidado como pueda ser tocar la guitarra, o ponerme a pintar. En definitiva, cuanto más equilibradamente estén repartidos nuestros hábitos de vida dentro de estos tres grandes grupos de actividades: intelectuales, emocionales, y motrices; más inmunizados podremos estar contra la parálisis de la preocupación.

psicologos preocupaciones