Superando la adicción al juego

Cuando hablamos de adicciones quizás lo que más nos venga a la memoria sean las referidas a distintas sustancias como puedan ser el alcohol, tabaco, u otros tipos de drogas. Sin embargo existen nuevas adicciones que cada vez van tomando más fuerza como puedan ser la adicción al trabajo, al sexo o al juego, que es a la que ahora quisiera referirme. La ludopatía supone para quienes la padecen un impulso irrefrenable que les lleva a participar en distintos juegos de azar, de una manera descontrolada y sin que proporcione a la persona ninguna satisfacción. Así lo que en principio se hacía de una manera ociosa y controlada, pasará ahora a realizarse de una forma angustiosa y destructiva. El patrón de entrada en la ludopatía suele ser casi siempre el mismo: Primero, como en todas las adicciones, se experimenta una falsa sensación de control, que hace que la persona crea que en cualquier momento que se lo proponga puede abandonar el juego. En segundo lugar, al ser inevitable en este trastorno unas cuantiosas pérdidas económicas, viene el autoengaño de decirse a uno a sí mismo que vuelve a jugar sólo para recuperar las pérdidas y que en el momento en que lo consiga abandonará el juego. El anterior punto provoca que la angustia y problema económico de la persona sea cada vez mayor, llegando en un momento dado a tomar la decisión de abandonar el juego, asumiendo las pérdidas acumuladas. En este tercer punto encontramos el caso de algunas personas que logran mantenerse firmes en esta postura, pero otras muchas no logran superar esta «abstinencia», volviendo otra vez al juego, y por supuesto, autoalimentando cada vez más su problema. Cuando la problemática del juego, se adentra en los cauces que acabamos de comentar en este tercer punto, la experiencia nos muestra como el remedio de la «autoprohibición del juego» en vez de ser una solución, llega a ser algo que agrava cada vez más el problema. Es como un dique que le pusiéramos al agua, pero que al final la fuerza de la naturaleza acaba por romperlo, y lo hace con efectos incluso más destructivos que si jamás hubiéramos colocado dicho dique. Para estos momentos diseñamos con nuestros clientes de «Dos Pasos Adelante» la aplicación personalizada de una técnica que llamamos «el juego controlado», que consistirá en que la persona en vez de prohibirse a sí misma el juego, se...
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5 claves para enfrentar con éxito una oposición

Superar una oposición requiere previamente transitar un largo camino de estudio y esfuerzo, en el que posiblemente el peor enemigo haya sido  tener que lidiar la situación de incertidumbre que siempre supone para el opositor saber si su esfuerzo se verá o no recompensado. Supone tener que afrontar una dura lucha consigo mismo dentro de un contexto de  árida soledad, en la que la fuerza y templanza psicológica del opositor será clave para su éxito final. Veamos cinco grandes claves que pueden resultar de mucha ayuda en este camino: Será fundamental un aspecto autodisciplinario, en el que el opositor se fije un horario de estudio, pero que no sea rígido, sino que tenga una cierta flexibilidad. En este sentido, aconsejamos más que un horario cerrado del día a día, un cómputo semanal del total de horas que uno considera debe estudiar. Esto nos permitirá no desequilibrarnos ante cualquier imprevisto o circunstancia que  pueda aparecer, simplemente se trata de saber que si algún día perdemos algunas de las horas que teníamos previstas para el estudio, deberemos a lo largo de la semana encontrar el momento para recuperarlas. Este punto está directamente relacionado con un aspecto que algunas veces encontramos en  opositores que llegan a nuestra consulta, se trata de una forma de ser algo obsesiva que les hace descentrarse ante el primer imprevisto que se les presenta. Consideramos por ello fundamental saber diferenciar lo que es la autodisciplina con lo que sería la rigidez. Evitar estar releyendo insistentemente la misma página o párrafo, porque estábamos en ese momento distraídos pensando en otra cosa y queremos reasegurarnos de haber realmente entendido lo que leímos. Es un hábito que crea adicción, y que aunque en principio pueda parecernos necesario, a medio plazo hace que se perpetúe y que cada vez estemos más distraídos. Ayuda mucho que uno aprenda a retarse a si mismo, considerar de una forma generosa el tiempo que uno debe dedicarle a un tema y ver que conocimientos es capaz de obtener de este tiempo de estudio. Posteriormente programaremos repasos y relecturas de temas donde podremos fijar nuestra atención en lo que ahora no pudimos captar, pero es esencial ir progresando de forma continua en nuestro temario. Si acostumbramos así a nuestra mente, cada vez cometerá menos distracciones. Estudiar de una forma activa, para cerrar las puertas a estos estados de desidia y somnolencia que muchas veces nos comentan nuestros...
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Psicología de emprendedores y de intraemprendedores

No dejamos de escuchar en estos últimos tiempos a través de todos los medios de comunicación habidos y por haber, alusiones a través de diferentes perspectivas sobre la importancia que el «emprendimiento»puede llegar a tener en la actual situación socioeconómica que estamos viviendo. No quisiéramos cansar al lector con reiteraciones, tan sólo destacar como el hecho de lanzarse a la aventura de emprender requiera cultivarse y llevar a la práctica distintos aspectos cardinales de la psicología laboral a los que hemos hecho referencia desde este blog: «gestión del tiempo«,»gestión de las preocupaciones«, «delegación de funciones«, «ejercicio del liderazgo«, «excelencia en el trabajo«….. De esta manera, preferiríamos a través de estas líneas, referirnos a algo más olvidado como es la creación de ambientes laborales en los que se favorezca una política de intraemprendimiento . Un intraemprendedor es el empleado de una empresa que se le contrata más por «pensar» que por «obedecer», y que usa los recursos de su organización para estar constantemente renovándola y actualizándola. Lo que más diferencia a «un empleado tradicional» de un «intraemprendedor» es que mientras al primero se lo percibe más como un instrumento empresarial al que se le da un salario a cambio de sus servicios. Al segundo se le valora por lo que son en sí sus más humanas capacidades, dentro de las cuales virtudes como la inteligencia práctica, adaptabilidad, creatividad, capacidad de iniciativa,… jugarán un papel esencial. Una empresa que quiera formar un equipo humano en el que predomine el espíritu de cooperación y unión entre sus miembros, deberá favorecer iniciativas de intraemprendimiento para que sus empleados se sientan gratificados no sólo en un plano material o económico, sino también en un plano más personal ligado con aspectos de autorealización y desarrollo vocacional. Posiblemente, el estado de urgencia en el que muchas empresas viven actualmente para poder sobrevivir y hacer frente a sus necesidades más inmediatas, hace que este punto aquí comentado pase a un segundo plano de importancia, pero no podemos olvidar que cuando esto ocurre, el fracaso no puede tardar en llegar ya que caemos en la contradicción de querer formar un equipo humano que trabaje al servicio de unos intereses minoritarios, y no al servicio de lo que en sí es el grupo. Es obvio, que si los miembros de una organización no comulgan con lo que es su filosofía y proyecto, el rendimiento que estos van a tener es...
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«Dos Pasos Adelante»: Apostando por una psicología constructivista

Trabajar con una psicología constructivista, es por encima de cualquier otra cosa, buscar unos resultados prácticos y concretos. Supone entender que cada solicitud que llega a nuestra consultoría, requiere de una serie de movimientos estratégicos que permitan a todos y cada uno de nuestros clientes acercarse a la solución del problema que pudiera estar bloqueándole, o irse encaminando al logro del objetivo que anhela. Entendemos que no es posible ni por parte de la psicología, ni de cualquier otra disciplina, poder dar una explicación completamente cierta e irrefutable de la realidad. Más bien consideramos, y esta es la piedra angular de todo nuestro trabajo,que esto que llamamos «verdad» viene determinada por el punto de vista de cada persona. Por lo tanto, existirán tantas «realidades» como puntos de vista puedan haber sobre una determinada cuestión. Consecuentemente, no tiene sentido pretender dar una explicación sobre un determinado tema referente a la naturaleza humana que podamos considerar como la única cierta. Entendemos las «perspectivas» de cada persona, como formas que cada ser humano tiene de relacionarse con su mundo externo, que en ocasiones le pueden resultar útiles y funcionales, pero que en otras le pueden llevar al fracaso, la infuncionalidad, y lo que es peor, a un sufrimiento no elegido. Aquellas conductas, pensamientos, y emociones, que en ocasiones han podido resultarnos de utilidad, es frecuente, que en otros momentos produzcan en la persona un fuerte bloqueo que le impidan alcanzar sus metas. La tendencia a repetir intentos de solución que en otros momentos han podido resultarnos efectivos, pero que ahora no lo son, supone un fuerte handicap, y en ocasiones una fuente inagotable de persistentes sufrimientos. De esta manera, buscamos facilitar a nuestros clientes que ellos mismos construyan formas distintas de posicionarse ante un problema o un objetivo que le permitan resultados más positivos y funcionales para aquello que buscan en un determinado momento. Todo este trabajo se fundamenta en la convicción relativa a que el principal problema del hombre no es cometer errores, sino más bien el hecho de repetirlos, no aprendiendo de las equivocaciones, que es la mejor fuente de conocimiento práctico para el hombre. Nuestro objetivo es romper este anclaje en soluciones que en otros momentos pudieran haber sido funcionales pero que ahora no lo son. En «Dos Pasos Adelante» te ayudaremos a conseguir pequeños cambios, que te resulten asumibles, pero que serán estratégicos para producir un efecto de...
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Evitar ser ayudado y clima laboral

Entendemos por «clima laboral» dentro de una empresa o equipo de trabajo, lo que es su pulso en el día a día. Aquello que las personas encuentran en su cotidianidad de acudir a un mismo lugar de trabajo y encontrarse allí frecuentemente o siempre a las mismas personas. Es lo que llamamos el «ambientillo» con el que uno se choca de frente nada más entrar por la puerta, y que uno puede notar casi con la primera bocanada de oxígeno que recibe al llegar allí. En ocasiones lo calificamos como de «buen rollo», en otras ocasiones decimos que hay un «ambiente que se corta», pero lo cierto es que es algo que forjamos paso a paso, y que resume lo que un grupo de personas han construido con su forma de comunicarse, sus conceptos e ideas de lo que se mueve a su alrededor, y un sin fin de variables que todas juntas constituyen la savia que da vida a este gran árbol que es la empresa. El «clima laboral» no es algo anecdótico o circunstancial en una empresa, sino que tiene más poder que el que en ocasiones pensamos, ya que sin levantar la voz está detrás de las principales decisiones que toma una empresa, y al ser el oxígeno que continuamente respiramos influirá decisivamente en el estado de salud de la misma. De esta manera al pensar en construir un positivo clima laboral dentro de nuestro equipo de trabajo posiblemente pensemos en cualidades como la asertividad, la empatía, el respeto hacia los demás, el trabajo en equipo,… que indudablemente no es que sólo sean importantes, sino es que son imprescindibles para lo que queremos. Pero un punto que con más frecuencia de la que sería esperable descuidamos es en concreto el hecho de hacernos conscientes de las repercusiones que puede tener en la salud del clima laboral de nuestro equipo humano la aceptación o evitación de una posible ayuda de alguno de nuestros compañeros. Rechazar una ayuda con la magnífica excusa de que «no quiero sobrecargar a mis compañeros de trabajo» o que «mi obligación es hacerlo yo,…para esto me pagan» pueden parecer actitudes constructivas, pero en la práctica es muy frecuente que encontremos como son la principal causa de crear un clima laboral frío, distante, cargado de mensajes confusos y ambiguos, que merman el espíritu de equipo, generando un trabajo cada vez más individualista y aislado....
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La inseguridad de la seguridad

Es este tema un ejemplo claro de un tipo muy frecuente de situaciones en las que cuanto más hacemos y nos obsesionamos por lograr algo, más nos alejamos y lo deshacemos. Podemos verlo tanto a un nivel macro, como pueda ser el caso de las políticas de defensa de los diversos estados, donde cada adquisición de armamento para «asegurar la defensa y la paz en la nación» genera nuevas necesidades de más actualizadas adquisiciones para tener plena seguridad sobre una auténtica garantía de defensa, y así sucesivamente hasta entrar en un círculo vicioso que no conoce salida. Lo mismo ocurre a nivel micro, que es en este caso del que más quisiera ahora hablar, refiriéndome a lo que es ya no una nación, sino un hombre o mujer en particular, donde también es muy frecuente encontrar como esta necesidad de tener la plena seguridad sobre el acierto de cada una de nuestras decisiones hace entrar a la persona en un bucle de continuas y cada vez más acentuadas inseguridades. Esto lo podemos ver tanto en las decisiones más aparentemente insignificantes como pueda ser que pantalones debo comprarme para estar seguro que son los que más me favorecen, hasta otras decisiones teóricamente más relevantes como pueda ser si realmente quiero casarme con determinada persona o no. Son todo esto casos en que virtudes humanas importantísimas como puedan ser la reflexión, la prudencia, o la capacidad de análisis,si son llevadas hasta el último extremo, llegan a convertirse en un fuerte problema y en una fuente de innumerables bloqueos para bastantes personas, pudiendo ser presa en mayor o menor medida de lo que llamamos «duda patológica», y que en muchas situaciones son un reflejo de esa excesiva ansia en la búsqueda de seguridad. Es como la fruta, todos conocemos sus cualidades nutritivas, y como las adquieren mediante su maduración en el árbol, pero si esperamos demasiado para tener «plena seguridad» de que nuestra apreciada fruta esté realmente madura, llega un momento en que se pasa y el tiempo que antes corría a nuestro favor, se mueve ahora en contra. Posiblemente el miedo a equivocarse, junto al afán de autoexigencia en vez de la deseable búsqueda de la excelencia, sean en gran parte responsables de este lamentable problema, privándonos de algo tan maravilloso y pedagógico como es la oportunidad de poder aprender de nuestros propios errores. Ya la sabiduría oriental nos muestra como la clave...
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